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La brecha salarial es la diferencia existente entre el salario medio de los hombres y las mujeres, como porcentaje del salario medio de los hombres. Dicho de otra manera, la brecha salarial es lo que gana de menos una mujer de media con respecto a lo que gana un hombre de media. Existe brecha salarial cuando el valor del trabajo de un hombre y una mujer es el mismo pero el sueldo no. El derecho fundamental a la igualdad de remuneración por género es reconocido desde 1919 por la OIT (Organización Internacional del Trabajo). Existen razones para afirmar que existe brecha salarial, pero también los datos se pueden interpretar de diversas formas y llevarnos a la conclusión de que no es cierta dicha desigualdad.
La brecha salarial se expresa como la diferencia entre el salario de los hombres y las mujeres como porcentaje del salario masculino. Por ejemplo, varios estudios de 2018 dicen que la brecha salarial en España es de un 13%. Esto significa que una mujer, de media, cobra por su trabajo un 13% menos que un hombre que realiza tareas similares.
No existe una diferencia de sueldo base entre un sexo y otro, pero existen conceptos indirectos que se retribuyen de diferente forma y tienen el mismo valor. Esto hace referencia a complementos salariales que no están directamente relacionados con el trabajo desempeñado y que en muchas ocasiones benefician a los hombres frente a las mujeres.
El origen de la brecha salarial viene de la desigualdad en educación y oportunidades que reciben en muchas zonas del mundo. Tradicionalmente a la mujer se la asocia con la crianza de los hijos, por lo que ven interrumpida su carrera profesional y todavía en algunas culturas se la considera más débil. No obstante, en España, por poner un ejemplo, llama la atención que las mujeres, sobre todo en cuanto a estudios superiores, estén por encima de los hombres. Y, aun así, exista brecha salarial.
La brecha salarial es la diferencia de retribución salarial entre hombres y mujeres, desempeñando el mismo trabajo y con la misma duración. Este aspecto, junto con el techo de cristal, nombrada así a la limitación de ascenso en ámbitos laborales de personas y que principalmente atañe a mujeres, son dos de los problemas más recurrentes a los que se enfrentan las mujeres en el mercado laboral.
España se encuentra en el 64,1% de igualdad laboral, siendo el 100% el índice más alto y por tanto, la igualdad total. A pesar de que la brecha salarial en el periodo de 2015 a 2020 se ha estrechado en 4 puntos, la paridad plena se conseguiría en el año 2055. Pero hay muchos sectores del mercado de trabajo, donde las mujeres tienen sueldos muy inferiores a los de sus compañeros, realizando las mismas tareas, este es el caso de los bancos y los seguros, donde las féminas llegan a ingresar 16.300 euros menos.
En España, el conjunto de las mujeres en edad de trabajar conforman el 51,4% de la población, pero solo contribuyen al 41,5% del Producto Interior Bruto, frente al 58,5% que sería soportado por la figura masculina. ¿A que es debida esta desigualdad entre hombres y mujeres? En especial a 3 aspectos a los que las mujeres tienen que hacer frente por el hecho de ser mujeres, y los cuales afectan a ellas mismas y al conjunto de la economía. Estas disparidades son las siguientes:
- A la mujer se le limita la participación en el mercado laboral.
- A la mujer se la suele contratar para jornadas parciales, por lo que hay una reducción en las horas trabajadas.
- La sobrerrepresentación de mujeres en los sectores menos productivos.
La maternidad es otra de las penalizaciones que sufren las mujeres, la cual se ha visto incrementada debido a la crisis sanitaria que atraviesa el país. Ya que el grupo de población femenino con hijos menores de quince años tiene un 7,5% más de probabilidades de ser contratado únicamente a tiempo parcial frente a los hombres con hijos en este tramo de edad, así como la posibilidad de quedarse sin empleo es el doble.
Asimismo, las mujeres tienen un 20% más de probabilidades de ser contratadas temporalmente. La solución que se exige para poder eliminar este tipo de medidas es que se reduzca o se bonifique el pago de ciertas obligaciones tributarias y que se haga una ampliación de los permisos de paternidad.
En definitiva, la desigualdad laboral no solo tiene consecuencias para las mujeres, sino para el conjunto de la economía y la sociedad. Si se eliminasen por completo todas las distinciones en el mercado laboral entre sexos se vería reflejado de forma positiva en el PIB, ya que este sumaria 230.847 millones de euros, lo que conllevaría a un incremento del 18,5%, contribuyendo a la creación de 3,2 millones de empleos entre mujeres.
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