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  • Foto del escritorArancha HM

COLUMNA| Dependencia Smartphoneal

Las pantallas acaparan gran parte de nuestro horario diario. Su luz y sonido para avisar de una nueva notificación nos tienen pendientes a cada instante. Interrumpen ratos de tranquilidad, de descanso y hasta alteran el sueño, sin embargo, les tenemos un cariño especial. “Cuidado con mi móvil.”, “No me voy sin el móvil.”, somos adictos a maquinas que van pegadas a nosotros, convirtiéndose en parte imprescindible de nuestro look diario. Un complemento tan necesario como llevar ropa interior.


Gente con móviles. Foto de internet

Estos bichitos piden más que cualquier niño por Navidad, “No tengo espacio de almacenamiento.”, “La batería se está agotando.”. Además de los mil y un requisitos e impedimentos que nos ponen, les tenemos más estima que a la cama en un día de resaca. No tardamos en responder a sus exigencias, dependiendo de ellos de una manera inhumana. Porque dejamos de pensar como personas humanas, para poder entender y comprender a la perfección cada alerta que salta en su pantallita.


Cuando se caen al suelo o a cualquier otra superficie no estable, el corazón se nos paraliza tanto como si de un atropello se tratase. La manera ideal para empezar un día estupendo es ver como la batería no se ha cargado, o ver como tu pantalla se convierte en las piezas de un puzle, eso sí que es un problema y no los que tiene el gobierno.


Además del teléfono en sí, hay una gran cantidad de complementos para el Smartphone, desde fundas de miles de colores a los novedosos anillos, cargadores que al mes tienen el cable pelado. Auriculares con tamaños tan extraños que tus orejas te odiarían por unos cuantos años. Son tan recurrentes e ideales que hay cajones de mi habitación dedicados, de forma totalmente exclusiva, a estos añadidos.


En la actualidad el 75% de la población mundial afirma tener dependencia al Smartphone. Este problema es clasificado por los expertos como nomofobia. La nomofobia es el miedo irracional a permanecer durante un intervalo de tiempo sin el teléfono móvil. El término, que es un acrónimo de la expresión inglesa "no-mobile-phone phobia", fue acuñado durante un estudio realizado por la oficina de correos británica Royal Mail y encargado al instituto demoscópico YouGov para estimar la ansiedad que sufren los usuarios de teléfonos móviles.


España es el país europeo con más adicción adolescente a la Red, el 21,3% de los adolescentes la padecen, mientras que la media europea se sitúa en un 12,7%. Puede llevar a trastornos psicológicos, ansiedad y malestar si no se dispone del teléfono en todo momento. El mini infarto que nos da cuando no notamos el móvil en el bolsillo, no es un simple susto, es un problema. No ya porque lo hayas perdido, porque tenemos casi la necesidad de llevarlo todo el día en la mano.


Según una investigación llevada a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad de Arizona, ha concluido en que la dependencia de los jóvenes a teléfonos móviles acaba desembocando en síntomas depresivos posteriormente, según ha expresado Matthew Lapierre, uno de los autores principales de la investigación y profesor asistente en el Departamento de Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales y del Comportamiento. Entre los síntomas que los jóvenes experimentan se encuentra la ansiedad, palpitaciones o sudores cuando dejan el móvil en casa.


Para realizar este estudio, se han basado en un método de análisis de respuestas de 346 jóvenes de entre 18 y 20 años, sobre el uso que hacen de los teléfonos inteligentes y los sentimientos que les generan los dispositivos durante su utilización y durante los periodos de inactividad. Este grupo de edad ha sido escogido por dos motivos de peso. El primero de ellos, es que los jóvenes de estas edades han crecido, en gran medida, con el uso de las tecnologías y los teléfonos móviles. El otro motivo es que durante estos años, las personas son más vulnerables a enfermedades mentales, como puede ser la depresión.


Antes se decía que los niños nacían con un pan bajo el brazo, a día de hoy lo hacen con un IPhone entre las manos. Ya que sin saber pronunciar palabra alguna, saben pasar fotos y poner dibujos en YouTube. Como si de adoctrinamiento alienígena en el vientre de la madre se tratase, pues peor todavía, la digitalización llega con la primera papilla. La realidad es que el uso de los Smartphone entre los más pequeños ha incrementado su uso, ya que muchos padres utilizan este dispositivo como medio de entretenimiento. Si el uso que se le da a estos aparatos no es el adecuado puede conllevar a problemas de conducta en la adolescencia, haciendo que se dejen de lado otras actividades de ocio o de entretenimiento para dedicar el tiempo libre y de trabajo al teléfono móvil.


Los teléfonos conectan a todas las partes del mundo, pero llegan a desconectarnos de nuestra vida propia. Somos conscientes y seguimos consumiendo megas por un tubo. Pero no nos preocupemos, hasta que nuestros ojos se caigan del brillo, tengamos las manos deformadas de sus estructuras y no sepamos mantener una conversación cara a cara, de momento todo va bien, porque tu móvil te da los buenos días y buenas noches.

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